miércoles, 11 de agosto de 2010

El bronce en el Nacional (I)

Permítanme nuestros amigos seguidores del blog que vaya dispensando en pequeñas dosis la información de nuestra participación en el Campeonato de España de 2ª División. Esto me permite darle más celeridad a la publicación.
Comienzo informando que La Merced alcanzó su acceso como equipo representante de la organización ( que no como equipo invitado, figura que ha desaparecido) al haber quedado en tercera posición en la Liga Andaluza en su División de Honor. Por sus licencias, a Andalucía le correspondían esta temporada dos equipos en 2ª división y un tercero más como federación organizadora, puesto que nos correspondió a nosotros.
En Agosto de 2009, cuando se celebró este campeonato en Burguillos (Sevilla), La Merced participó de forma privada, dividiendo gastos entre jugadores y club y viajando diariamente a la localidad sevillana.
En esta ocasión el equipo pernoctó en Granada, como no podía ser de otra forma, durante cuatro noches, jugando seis rondas en cinco días. Como la subvención de la FEDA más la de la FADA no bastaba para pagar alojamiento y manutención de cuatro jugadores en el hotel de la organización, por no hablar de desplazamientos y de los 150 euros de inscripción, decidimos cambiar de hotel a uno más barato y relativamente cercano. Esto provocó algunas peripecias que más adelante relataré.
En el 2009 el equipo lo formaron Jesús Romero, Alfonso Gómez, Antonio Ramón Hernández, Ángel Mariano Rodríguez y un servidor, es decir, Diego J. Gómez.
En esta ocasión contabamos con Carlos Barrero y Enrique Biedma ( José Mª Manzano no podía acudir, al menos de inicio, contrariamente a lo anunciado en este blog), así que discretamente me limité al papel de delegado, para potenciar la fuerza del equipo.
Por tanto seis jugadores se desplazaron a Granada para jugar una competición con cuatro tableros por encuentro. Sin embargo, Ángel Mariano nos había anunciado que el sábado 7 de Agosto quería jugar el Campeonato de Andalucía de ajedrez rápido en Sanlucar de Barrameda lo que practicamente le descartaba de las últimas tres rondas del nacional.
Por la ausencia del capitán habitual, Antonio J. Andrés, se nombró para el puesto a Carlos Barrero, y también hubo un importante acuerdo previo: dado que presentábamos un equipo para luchar por los primeros puestos ( eso nos parecía) no repartiríamos las partidas a disputar sino que el capitán alinearía más veces a los jugadores más fuertes ( o que creyera más fuertes) y a los que fueran demostrando mejor forma durante el torneo, primando el beneficio deportivo del club antes que otros aspectos.
En dos coches nos plantamos en Granada con los jugadores deseosos de entrar en combate y un delegado - presidente alerta de los problemas logísticos que nos pudiéramos encontrar.
(Continuará)

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