viernes, 28 de septiembre de 2012

EXPERIENCIAS CUMBRE.

"Creo en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad." (Dostoyevski, escritor y novelista ruso).
"La meditación surge natural mientras se camina sobre la arena de la playa, o cuando se mira a través de la ventana, o mientras uno ve las colinas quemadas por el sol del naciente verano." (Krishnamurti). O cuando se juega al ajedrez...........
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Me encontré por primera vez con la expresión "experiencias cumbre" en el estupendo libro "La conciencia sin fronteras", de Ken Wilber, que fue mi primer encuentro con la Psicología Transpersonal, la "cuarta fuerza" en Psicología (las otras tres son el psicoanálisis, el conductismo y la psicología humanista).

Hace un montón de años, cuando el que esto escribe tenía 17 años, jugaba una partida sin importancia en un torneo cualesquiera, aunque aquella partida el que esto escribe la vivía como si se estuviese jugando la vida (quizá exagero). Recuerdo la tensión emocional que experimentaba, una tensión y ansiedad crecientes conforme la partida iba agudizándose. Aquello duró un tiempo considerable, o eso me pareció. En un momento dado, advino un sentimiento de abandono egoico resultado de una percepción acrecentada del momento presente y una súbita cesación de la ansiedad. Tal percepción instantánea vino acompañada de una completa indiferencia hacia el resultado de la partida, cuya preocupación era la causa de mi ansiedad, pero no hacia lo que acontecía en el tablero en ese momento: la configuración particular en el tablero y su significado concreto. Esa sensación era realmente extática, si bien fue un instante fugaz, pero tan intenso, que aun la recuerdo (el suceso, no la vivencia como tal). Fue la primera vez que me sucedió: en medio de la vorágine de una partida de ajedrez, no practicando yoga ni en medio de la naturaleza.

Tales experiencias las hemos sentido muchos de nosotros en momentos inopinados en los que el ego desaparece por completo, el tiempo (psicológicamente hablando) también, y existe una percepción directa del momento presente acompañada de un gozo que no viene de ninguna parte ni tiene causa alguna.

Y el ajedrez nos permite tener tales "experiencias cumbre". Aviso que tales experiencias no pueden ser imaginadas ni, menos aun, buscadas conscientemente. Cuando vienen (si es que alguna vez suceden en momentos inesperados), no pueden atesorarse como un recuerdo y han de dejarse marchar tal como han venido. Atesorarlas y desearlas es destruir toda posibilidad de que vuelvan a suceder (tal paradoja suena bastante budista). Tales experiencias no tienen motivo alguno ni pueden codiciarse ni tan siquiera desearse, si bien tienen un profundo significado en sí mismas.

Y digo que el ajedrez nos puede acercar a tales experiencias que no pueden buscarse porque el ajedrez nos permite tener unas dosis muy altas de creatividad.

¿No os resulta misteriosa tal conexión entre el ajedrez y las experiencias cumbre? Dejo indicado el tema en este breve artículo para la reflexión de aquel a quien le interese la cosa. Aviso: una sana dosis de inteligente escepticismo es conveniente para todo en la vida, pero sobre todo cuando se leen cosas tales como las "experiencias cumbre". Seamos escépticos e investiguemos por nosotros mismos.

22 comentarios:

  1. Me surgen ahora dudas de si está bien haber publicado este artículo. Siento deseos de eliminarlo.

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  2. Pues yo no lo eliminaría, Enrique: Tu entrada construye; no destruye. Y ayuda a pensar a quien quiera echar un ratito reflexionando sobre tus comentarios y visión de la vida.

    Podemos estar a favor, en contra o, como tú dices, permanecer escépticos... Allá cada uno/a.

    A mi, particularmente, me atraen frases como: "el ajedrez nos permite tener unas dosis muy altas de creatividad."
    Y me llama la atención la vivencia vivida por ti en esa partida y que tanto te ha marcado...

    Yo también tengo una experiencia con el ajedrez que marcó algo mi vida y cambiaron mis sentimientos hacia al ajedrez desde aquel mismo momento...
    Y lo voy a recordar ahora: Resulta, Enrique, que llevaba una racha muy mala en la que perdida más partidas de lo que era normal en mi (Se trataba de una “racha”; no de una partida en concreto) Y llegué a tal situación de desesperación que “me paré” (reflexioné) y me pregunté:
    - A ver, Leonardo: ¿Qué te está pasando?

    Fue hacerme de manera inconsciente esa pregunta y… darme cuenta de que, efectivamente, tenía una preocupación interior (de la que yo no me había percatado)

    Al “aflorar” a la consciencia la causa de “mis males” (aquella que no me dejaba concentrarme lo suficiente y ser lo suficientemente creativo) y darme cuenta de lo que me estaba pasando, y del por qué de tantas derrotas seguidas una tras otra, empezó de nuevo lo normal: ganar unas partidas y perder otras.

    Pero desde aquel instante, el ajedrez tomó para mí un gran valor; pues siempre he pensado que de no ser por él, por mi mala racha de derrotas, no me habría dado cuenta de qué era lo que me estaba afectando de esa manera que, por supuesto, no solo era la causa de que perdiera partidas…

    Y así, hoy en día, cuando tengo una mala racha (último Torneo de Palos, por ejemplo) ya sé que hay algo dentro de mí que no me deja expresarme como soy… que dejo de ser creativo (en el juego, y en la vida)

    Así que… gracias, Enrique, por tu artículo y por traerme estas reflexiones que espero le sean útiles a terceros.

    EL AJEDREZ TIENE MUCHO VALORES… Y UNO DE ELLOS ES QUE AYUDA A LAS PERSONAS A CONOCERSE A SÍ MISMAS, Y SABER DE SUS LIMITACIONES. @Leonardo Fierro Rosa.

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  3. Yo sí voy a buscar más información sobre las experencias cumbres, y harías bien en no eliminar el artículo. Tengo curiosidad por lo que no conozco, y también un escepticismo previo que no sé si es sano, pero que que he ido adquiriendo a lo largo de los años. Pero no respecto a este tema: las experiencias extáticas siempre han existido y están profusamente documentadas. Mi escepticismo sí se refleja en mi prevención ante la abundancia de literatura "trascendente": que si las nueve revelaciones, que si la psicomagia de Jodorowsky, que si la psicohistoria de Hari Seldon (ay, perdón, que esto es ficción. Desde luego yo prefiero la una buena ficción como forma de acercamiento a la realidad, pero ese es otro tema).
    No por eso resto valor al trabajo serio en humanismo, en filosofía, en general en el estudio del hombre, sobre el que nos queda tanto por saber. Pero me da rabia que al final encuentres un libro de Krishnamurti en la sección de autoayuda junto con, por poner un ejemplo, "Eres lo que comes". Nuestra sociedad todo lo trivializa, los conceptos se sirven simplificados hasta desvirtuarlos o no se sirven. Y cuesta mucho separar el grano de la paja.

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  4. Yo no he tenido una experiencia jugando al ajedrez como la descrita por Enrique (por cierto, ni como la de Leonardo). Sí me ha pasado el liberarme instantaneamante de la tensión por el resultado, no durante sino antes de una partida, tras haberme estado presionando mucho en un torneo (de los de partida diaria) y sentir sobre todo un sentimiento de alivio y desahogo, y en consecuencia bienestar que no creo que llegue a cosiderarse experiencia cumbre, es decir que no es parecido a lo que cuenta Enrique; por ejemplo, yo no he sentido aumento de la percepción del presente ni la experiencia fue fugaz sino prolongada.

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  5. Interesantes vuestros comentarios. En nuestra forma de vivirlo y enfocarlo (el ajedrez) se refleja lo que somos, lo que pasa por nuestra mente, nuestras secretas aspiraciones. Diego: el 90% de los publicado sobre este asunto que nos ocupa no tiene valor alguno. Pero toda persona seria no tiene problema alguno para discernir y separar lo superficial, incluso lo falso, de lo serio y genuino. Como eres persona seria, no tendrás problema alguno. De todas formas, no me resisto a decirte que Jodorowsky y su "psicomagia" me parece que no tiene más valor que simples interpretaciones subjetivas de escasa significación.

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  6. He releido mis dos comentarios y dan un poco de verguenza: "yo", "yo", "yo", "yo" y después también un poco más de "yo". Bueno, por algún lado tenía que salir el ego otras veces reprimido. Ustedes disculpen.

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  7. "La vida es como una partida de ajedrez, cambiando con cada movimiento." (Proverbio chino).
    "El ajedrez es una utopía que sólo otorga un privilegio: el enriquecimiento espiritual del artista." (Fernando Arrabal, escritor y cineasta).
    "Una y otra vez encontramos en las antiguas literaturas leyendas que hablan de juegos sabios y misteriosos, concebidos y jugados por eruditos, monjes o los cortesanos de los príncipes cultivados. Podían tomar la forma de juegos de ajedrez en los que las piezas y cuadrados tenían significados secretos, además de sus funciones habituales." (Hermann Hesse, escritor y novelista alemán).
    "Juego el juego por el juego mismo." (Sherlock Holmes).
    "No conozco ningún espectáculo en el mundo que mantenga en vilo durante cinco horas a tres mil personas. Inmóviles y sumidos en sus pensamientos, como el hierático actor japonés de una representación Kabuki, los jugadores permanecen sentados uno frente a otro." (Fernando Arrabal).
    "Creo que el ajedrez posee un embrujo especial, que ayuda incluso en edades avanzadas, de tal modo que durante una partida uno se olvida de su rodilla reumática, y otros sucesos pueden parecer poco importantes comparados con una catástrofe en el tablero." (Hort, ajedrecista, gran maestro).

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  8. Más (o además) que de seriedad, veo un problema de formación. Como no se ha estudiado, ni siquiera se ha leido, se es muy permeable a lo que cualquier "profeta" venda, eso sí, con una buena mercadotecnia.

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  9. No recuerdo haber vivido ninguna experiencia ajedrecística similar a la descrita por Enrique y reconozco que no tenía conocimiento de la mayor parte de la bibliografía que citais, pero el tema es de interés y me agrada ver el interés que levanta el artículo de Enrique, al que debemos agradecer sus aportaciones.

    A mi nivel de ajedrecista, es decir, a nivel más bajo, sí creo fírmemente que el ajedrez nos ayuda a que uno se conozca mejor asimismo, y te ayuda a ejercitar el autocontrol de muchas formas (en la derrota, en la victoria, en no precipitarte haciendo una jugada que puede esperar, a mantener la tensión de un centro de peones y no liberarlo si no es para sacar ventaja o evitar desventaja, etc.....).

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  10. Sin que puedan calificarse de experiencia cumbre, guardo gratos recuerdos de muchos momentos de ajedrez intenso, en el que la perseverancia me dio frutos.

    Recuerdo una partida del Provincial de los años 80 (1986 ó 1987 quizás), cuando yo jugaba la Española con blancas (¡¡sí, sí, hace varias décadas la jugaba!!, pues abrir de "d4" sólo lo adopté en los años 90), y me tiré toda la partida escondiendo mi "alfil español" (alfil blanco de casillas blancas) para no cambiarlo, y dicho alfil resultó luego decisivo para alcanzar la victoria.

    Por cierto, que mi querido pupilo José Ferrer hizo algo similar en el Andaluz de este año, cuando jugando la Dragón con negras, ante Ah6 del rival, escondió su alfil en h8, para luego abrir el centro y montar un ataque combinado por la gran diagonal negra y la columna b contra el enroque largo rival, para terminar dando mate en b2 ¡con el alfil que antes había escondido!
    Aunque estoy seguro que no entran en la categoría de experiencias que descibe Enrique, son muchos momentos satisfactorios que el ajedrez nos regala, como recompensa de nuestros coqueteos con la diosa Caissa.

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  11. Como bien apunta nuestro amigo Miguel Ángel, las experiencias cumbre no tienen nada que ver con lo relatado por vosotros (Leonardo, Diego y Miguel Ángel), lo cual no quita valor alguno a lo contado por vosotros (tiene todo el valor que queráis darle); sencillamente quiero indicar que una experiencia cumbre es algo completamente distinto. Las experiencias cumbre surgen inopinadamente, de forma súbita, en cualquier lugar y circunstancia, y, sobre todo, no son experiencias personales sino completamente impersonales.

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  12. También pueden suceder jugando al ajedrez.

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  13. Para que veas, Enrique, que lo que nos dice “nos llega”, me he preocupado de informarme un poco más… (Pero no sé si habré conseguido lo contrario)… Investigo y descubro lo siguiente –que hago público para el resto de los tertulianos-:
    “Abraham Maslow en su libro Religions, Values, and Peak Experiences (1964) definió como experiencia cumbre: “un estado de unidad con características místicas; una experiencia en la que el tiempo tiende a desvanecerse y el sentimiento que sobrecoge hace parecer que todas las necesidades se hallan colmadas”.
    No te quiero ni decir lo que he entendido de esta definición…
    Pero, cuando más adelante, en mi incursión por el misticismo, leo lo siguiente:
    “Es en verdad imposible describir a otros la naturaleza de estas experiencias, su profundo significado y su importancia, en especial a quienes nunca las han tenido. Casi todos los que relatan su experiencia mística se lamentan de la total ineficacia de las palabras para contarla”.
    … Entiendo que yo no entienda.
    … Y me acuerdo de Santa Teresa de Jesús:
    Vivo sin vivir en mí,
    y tan alta vida espero,
    que muero porque no muero.
    …Un abrazo, Enrique.

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  14. Por eso decía, Leonardo, que mejor hubiese hecho quedándome calladito. En realidad sólo quise conectar el ajedrez con esta rama de la Psicología, ¡y fíjate lo que está sucediendo! La definición de Maslow es completamente inadecuada: es una torpeza enorme querer atrapar una vivencia, sea la que sea, en una definición. Bruce Lee dijo que un maestro puede señalar la luna con su dedo, pero casi todos se quedan mirando al dedo, y así se pierden toda la gloria celestial. Así que permíteme que te sugiera que no trates de captar una vivencia leyendo libros (excepto si son de Krishnamurti). Dije que esas experiencias, suponiendo que existan, suceden inesperadamente (si es que suceden alguna vez). Así que, a otra cosa mariposa.

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  15. El error, amigo Leonardo, es pretender entender una vivencia sin haberla tenido. Además, ¿cómo sabes que lo que yo he contado no es producto de una ilusión? Sé escéptico y no "trates" de entender, pues ese "entendimiento" no puede ser sino algo puramente intelectual.

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  16. Es que, Enrique, algo hay que hacer en la vida… trabajar, jugar al ajedrez, ver la tele, leer a Krishnamurti, “matar moscas con el rabo”… (Yo suelo hacerlo cuando me aburro… afortunadamente casi nunca)

    Pero fíjate la que has liado… no solo has conseguido unir ajedrez y “experiencias cumbres” sino que, además, estás consiguiendo que esta entrada sea una de las que más comentarios está teniendo (acertados o no… pero como en todas las entradas y siempre que se opina)

    Y he de decirte más: Tienes más lectores que comentaristas a tus entradas, porque algunos padres y yo también hemos estado hablando de estos temas que tú suscitas.

    Y los comentarios que haces a tus entradas, también son muy enriquecedores.

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  17. Una vivencia similar a la que describe Enrique se comenta en el magnífico libro "Los siete pecados capitales del ajedrez", de Jonathan Rowson (Ed. La Casa del Ajedrez), y el autor la introduce con una cita de... ¡Pelé!: "En mitad del partido, sentí una extraña calma que nunca antes había experimentado. Era una especie de euforia. Sentía que podía correr todo el día sin cansarme, que podía driblar a cualquier rival, a todos ellos, que podía sobrepasarlos físicamente. Era una extraña sensación [...]" Interesante ¿verdad?
    PD. Corrección gramatical al texto de Enrique: "un torneo cualquiera" mejor que "un torneo cualesquiera" (Lo digo porque este blog lo leen niños, je je).

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  18. Gracias, José Antonio, por tu corrección. Mientras vosotros os informáis sobre las experiencias cumbre, yo he podido informarme sobre la palabra "cualesquiera", y he aprendido que es el plural de "cualquiera". Te agradezco tu corrección. La cita que señalas de Pelé, no estoy seguro de que se trate de una experiencia cumbre aunque, la verdad, no tiene mayor importancia, aun siendo muy interesante.

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  19. Más bien tiendo a creer que no. Las experiencias cumbre parecen venir "desde fuera", y es una sensación de unidad con todo.

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  20. Enrique, gracias por compartir con todos los que te leemos tus experiencias, sean cumbres o no, son muy interesantes. No sé si tengo claro los que son experiencias cumbres, lo que si tengo claro que los profesores de secundaria OBLIGATORIA vivimos casi a diario experiencias con tintes místico, como poco. No sabes, lo que pasa por nuestro cuerpo,- cuando ese aula de treinta o más alumnos, chillones, mal educado (seguro que sus padres no tienen la culpa), sin interés, con la única intención de no dejarte trabajar...-,cuando tras una intervenccion adecuada (para ese día, para otro no) se alcanza el silencio, aparece el interés y puedes trabajar, te aseguro que no hay sensación o sentimiento capaz de describir esta situación. Si ésto no es una experiencia cumbre, se acerca bastante. Claro que todo dependerá de quien lo estudie, ya que todos los comportamientos, sentimientos,... del ser humano, según qué corriente sigas tendrá un significado u otro. LA SUBJETIVIDAD.

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  21. LA OBJETIVIDAD. Verás, y voy a empezar a ponerme serio: las experiencias cumbre (cualquier cosa que eso pueda significar) son experiencias NO RECONOCIBLES. ¿Qué quiere eso decir? Que uno no puede reconocer esa experiencia como algo que ya ha tenido en el pasado. La subjetividad, en cambio, tiene sus raíces en el pasado. Uno no puede abordar algo nuevo de una forma subjetiva. La subjetividad es lo que abre la puerta a terrenos peligrosos y pantanosos: interpretaciones, etc. Al final termina uno atrapado en palabras, la cuales son limitadas y cubren un area muy pequeña.

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  22. "las cuales", no es un error gramatical sino un error por escribir rápido.

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