miércoles, 24 de marzo de 2010

La lucha central (1). La concepción clásica del centro.

Nota de Diego J. Gómez: Damos entrada de nuevo a este interesante artículo teórico de Jesús Romero, orientado a los ajedrecistas de nivel medio, ya que su publicación se produjo cuando el blog estaba en prácticas, y cuando este se puso definitivamente en marcha, el artículo pasó en muy poco tiempo al archivo de entradas antiguas, pudiendo pasar desapercibido para la mayoría de los lectores.

El principal objetivo de esta serie de artículos es divulgar las diversas maneras que la lucha por el centro del tablero en la apertura ha tomado forma en la teoría del juego del ajedrez. La idea es ir viendo cómo los grandes teóricos de nuestro juego, de manera cronológica, han ido tejiendo la reflexión sobre la lucha central hasta llegar a los autores más actuales. Considero que esta divulgación genealógica es fundamental para el progreso del jugador de ajedrez. Los actuales "hijos de Fritz", una manera de decir lo mismo que el gran Petrosian cuando se refería a los "hijos del Informator", están abocados a un estrepitoso fracaso si no tienen en cuenta a los grandes autores y a los grandes clásicos. Al igual que no se puede ser considerado literato o teórico de la literatura, sin conocer a Cervantes, Calderón, Pérez Galdós o García Márquez, tampoco se puede ser considerado ajedrecista sin conocer las partidas y los conceptos de un Andersen, un Nimzovitch, un Botvinnik o un Fischer, por citar únicamente a algunos. Cada día mi nivel de sorpresa aumenta al conocer a jóvenes jugadores con un nivel competitivo aceptable y alto elo, que no conocen el juego de Capablanca o de Marshall (a veces, ¡ni siquiera saben quiénes fueron!) y que, además, muestran un insultante desinterés por conocerlos. Jugadores que pasan de las disputas conceptuales para limitarse a poner el Fritz para que el programa evalúe quién está peor o mejor, o le sugiera una variante que pueda poner en práctica y sorprender a su adversario. A todos ellos y ellas les auguro, si no se corrigen y persisten en su analfabeta ignorancia, un mal futuro en el mundillo del ajedrez.

LA CONCEPCIÓN CLÁSICA DEL CENTRO.

Entrando ya en materia, el tema de la lucha central ha sido y sigue siendo una de los elementos principales en la literatura ajedrecística. Aunque desde los primeros tiempos, los fuertes jugadores han tenido en cuenta, en su práctica habitual, la problemática del centro, lo hacían de una forma intuitiva y atendiendo a la experiencia propia y de otros jugadores. Fue a partir de la instauración de los principios del juego posicional por parte de Steinitz, cuando el foco de atención sobre la problemática de la lucha central pasó a tomar una importancia decisiva, no sólo en la reflexión sobre la teoría o los conceptos del juego, sino también en la propia práctica y en la aparición de nuevas aperturas. Es sumamente importante conocer la génesis de las diferentes aperturas, pues nos darán las pistas necesarias para entenderla y comprender con profundidad todas sus posibilidades y secretos. Tarrasch fue quien profundizó y divulgó los principios del juego posicional instaurados por Steinitz. En palabras de Alekhine, fue Tarrasch, el Praeceptor Germaniae, quien enseñó a diversas generaciones de jugadores a jugar al ajedrez. Sus enseñanzas no deben ser olvidadas ni aún hoy en día y su valor, como pedagogo y sistematizador del juego, no tiene precio. La lastima es que sus obras no estén ahora al alcance de los lectores de habla hispana, que yo sepa. Tarrasch, en su obra "La partida de ajedrez", a la hora de tratar el tema de la apertura considera que el más importante objetivo en el tratamiento de la apertura es el del desarrollo de las piezas, pero éste debe ser combinado con la ocupación del centro del tablero, ya sea "con uno o más peones". Tarrasch establece que el bando que tiene peones en el centro tiene, con toda seguridad, la ventaja en la partida. También establece que, antiguamente, se consideraba dominar el centro a hacerlo con ambos peones centrales, pero él estima que la ventaja real se obtiene incluso con un único peón en el centro, por ello "nuestro primer movimiento es avanzar un peón central, el de rey o el de dama, dos casillas. Si nuestro oponente hace lo mismo, nosotros intentaremos forzarle a cambiarlo alejándolo del centro, así que nosotros mantengamos un peón en el centro". A continuación argumenta que si lo logramos, la ventaja de quien tenga el peón central queda establecida en la ventaja de espacio que obtiene, al poder utilizar cuatro filas del tablero por tres del oponente: "la configuración de un peón blanco en e4 contra un peón negro en d6 o un peón blanco en d4 contra un peón negro en e6 es ventajosa para las blancas. La igualdad puede ser restaurada sólo si las negras - mediante ...d5 o ...f5 en el primer caso, mediante ...e5 o ...c5 en el segundo - pueden neutralizar el centro de peones del oponente". Veamos el ejemplo que el propio Tarrasch pone:

1.e4 e5 2.d4 exd4 "El abandono del centro es forzado" 3.Dxd4 Cc6 4.De3 "Las negras deben buscar sistemáticamente intentar la jugada ...d5 y no deben conformarse con la jugada ...d6. Mediante ...d5, las negras, más que igualar el juego, obtienen una mejor partida y refutan la jugada 2.d4, la cual fue prematura" 4...Cf6 5.Cc3 Ab4 6.Ad2 0-0 7.0-0-0 Te8!

"Seguido de ...d5".

A continuación establece que, "en algunas ocasiones, nosotros debemos de abandonar el centro con la intención de ocuparlo otra vez inmediatamente", y pone el siguiente ejemplo:

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ag5 Ae7 5.e5 Cfd7 6.Axe7 Dxe7 7.Dd2 0-0 8.f4 c5 Tarrasch apunta que fue Steinitz el primero que dejó escrito la idea de jugar un dxc5 para, posteriormente, utilizar la casilla d4 para el caballo. 9.Cf3 f6 10.exf6 Dxf6 11.g3

"Más tarde yo jugué dxc5 con la intención de ocupar la casilla débil e5 y el punto fuerte d4 con mis caballos". Con posterioridad, en la obra, Tarrasch teoriza sobre el valor de la iniciativa y el ataque y sobre cuándo está justificado la entrega de un peón en la apertura, entre otras cosas que no están directamente relacionadas con la lucha en el centro.

Pasemos al otro gran divulgador de la teoría clásica, el gran Capablanca. El gran campeón cubano escribió una obra excelsa, imprescindible para cualquier persona que se esté iniciando en el juego o que intente impartir con honestidad clases de ajedrez: "Fundamentos del Ajedrez". Veamos como trata la cuestión: "El dominio del centro es de gran importancia. Ningún ataque violento puede cristalizar si no se dominan, por lo menos, dos de tales escaques y quizá tres. Muchas maniobras en la apertura se realizan con el único objeto de dominar el centro, lo cual invariablemente asegura la iniciativa. Conviene tener siempre esto en la memoria, ya que será a menudo la razón de una serie de jugadas que, de otra manera, no serían interpretadas fielmente." En este momento Capablanca empieza a introducir los ejemplos que pone, pero no podemos pasar en alto un principio fundamental en su reflexión y que también debería ser primordial para todo docente: "...explicaré los movimientos en consonancia con los principios generales. El estudiante podrá así acostumbrarse a razonar sin ayuda, y llegar con menores dificultades a encontrar la solución, al enfrentarse a una nueva y difícil situación", (el subrayado es mío). Veamos ahora un de los ejemplos que pone Capablanca con sus propios comentarios:

1.e4 e5 2.Cf3 d6 "Una jugada tímida. Las negras asumen una actitud defensiva desde el comienzo. En principio la jugada es un error. En las aperturas, siempre que sea posible, deben jugarse las piezas con preferencia a los peones" 3.d4 "Las blancas asumen de inmediato la ofensiva y hacen lo posible por obtener el dominio del centro, lo cual les daría amplio espacio para desarrollar sus fuerzas" 3...Cd7 "Las negras no quieren abandonar el centro y también prefieren la jugada del texto a la más natural y lógica 3...Cc6. Pero, en principio, esta jugada no es buena, puesto que bloquea la salida del alfil dama y, en lugar de facilitar la acción de las piezas negras, tiende, por el contrario, a trabarlas" 4.Ac4 h6 "El segundo jugador se ver forzado ahora a pagar la pena por la jugada anterior. Tal jugada por parte de las negras condena por sí misma a cualquier apertura que la haga necesaria. Las blancas amenazaban 5.Cg5 y ello no podía ser parado por medio de 4...Ae7 a causa de 5.dxe5 Cxe5 (5...dxe5 6.Dd5) 6.Cxe5 dxe5 7.Dh5 y las blancas ganan un peón además de tener una posición perfectamente segura". 5.Cc3 Cgf6 6.Ae3 Ae7 7.De2 "Ha de llamar la atención al estudiante que las blancas no hayan efectuado el enroque todavía. La razón en que se basa tal circunstancia es que desean desarrollar primero sus fuerzas, y con esta última jugada obligan a su adversario a mover 7...c6, para dar espacio a la dama ante la amenaza Td1 seguido de dxe5. Otras alternativas, finalmente, las hubieran forzado a jugar ...exd4, abandonando el centro a las blancas" 7...c6 8.Td1 Dc7 9.0-0



"Con este último golpe las blancas completan su desarrollo, mientras su oponente se haya algo trabado. Un simple examen nos resultará suficiente para notar que la posición de las blancas, es inexpugnable". Como vemos, Capablanca ya no se "moja" en si es necesario tener uno o más peones para dominar el centro, aunque los ejemplos que hemos visto no se desvían de la concepción clásica del problema, Capablanca parece mostrar más flexibilidad que las sentencias establecidas por Tarrasch, aunque tan sólo sea por su falta de detalle en la cuestión.

3 comentarios:

  1. Es un buen trabajo, Jesús. Es divulgativo, se puede seguir casi sin tablero, por el momento. Me quedo con ganas de leer la continuación.

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  2. Quizás deberiamos incluir en el título o en las etiquetas el tipo de ajedrecista al que va dirigido: me parece que a un nivel medio.

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  3. Muy instructivo tanto en los aspectos teóricos que se explican en el artículo como en la importancia que tiene que nuestros jugadores y monitores conozcan y se apoyen en la evolución de las escuelas de ajedrez que se han desarrollado e lo largo de los últimos siglos para mejorar el nivel ajedrecístico del club y la provincia

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