Bronstein y la educación.

Amigos: David Bronstein, el gran maestro soviético que demostró que el ajedrez puede ser considerado más arte que ciencia o deporte (fue subcampeón del mundo y dos veces campeón de la Unión Soviética), propuso un inteligente (a mi modo de ver) sistema de puntuación en los torneos infantiles: 3 puntos por partida ganada, 2 si finaliza en tablas, y 1 punto por una derrota. Imagináos a un niño que se ha esforzado mucho durante una partida, que quizá ha durado varias horas, y al final pierde. Todo su esfuerzo no es valorado, y el niño recibe un sonoro cero. Imaginad, peor aun, que el niño ha jugado una brillante partida, ha demostrado ser creativo, quizá dejó de lado toda preocupación trivial por el resultado, y sacrificó material en aras de un hermoso ataque. Construye una hermosa posición ganadora, pero al final, tras haber hecho 40 jugadas magistrales, comete un grave error en la jugada 41 (simplemente porque el niño no es una máquina, y es inevitable cometer errores, incluso graves), y pierde. Todo su trabajo anterior, la creatividad desplegada, todo eso sólo se merece un cero. Cuarenta jugadas buenas no han sido valoradas, sólo la última jugada. Y el niño se va a casa con un cero. "¿Cómo terminaste la partida?" "He perdido", será la única respuesta. Si al menos hubiese recibido un punto, los podría ir acumulando y enseñárselos a su abuelo.
Es trágico incluso para los adultos grandes maestros: cuarenta jugadas magistrales no son tenidas en cuenta, sólo una jugada errónea. Pero eso es inhumano, sólo los jugadores inhumanos, las máquinas, hacen cuarenta y una jugadas maestras. Pero, al menos, si eres adulto, puedes racionalizarlo, o aceptarlo y trascenderlo, puedes ir más allá. Pero los niños no pueden hacerlo. O quizá sí, quizá ya nacen con esa disposición natural, innata, pero la sociedad, el sistema educativo actual, que es erróneo porque socava la conciencia, y está orientado hacia la productividad, y la adaptación al patrón social existente, no hacia la evolución humana, poco a poco va condicionando al niño, y uno de esos mecanismos para condicionar al niño y destruir su interés intrínseco, su interés natural, es el sistema de puntuación existente, tanto en el colegio como en los torneos de ajedrez. Sé que la propuesta de Bronstein caerá en saco roto, pero uno nunca se rinde porque, vamos a ver, ¿qué es lo importante, la creatividad del niño o un punto o medio punto? Dejo aquí esta reflexión para suscitar, en vosotros, vuestras propias reflexiones.