sábado, 11 de diciembre de 2010

El genio de Alekhine

Puesto que nuestro amigo Enrique Biedma dedica las aportaciones que tanto apreciamos en este blog a la figura del genial Paul Morphy, voy a dedicar algún espacio a otro genio único en la historia del ajedrez: el campeón mundial ruso Alexander Alekhine.


Y naturalmente el acercamiento al genio lo realizaremos mediante sus partidas o sus combinaciones, aunque vayamos deslizando gotas sobre su personalidad y su biografía.


Nació en la Rusia zarista de 1892 en el seno de una familia noble y adinerada, algo poco habitual entre los grandes ajedrecistas. Apredió a jugar a los siete años y no fue un niño prodigio, al contrario que su gran rival Capablanca, pero durante su adolescencia su fuerza fue aumentando hasta convertirse en el mejor jugador ruso al comienzo de la segunda década del siglo XX.
Vivió una vida accidentada en la convulsa Europa de la primera mitad del siglo veinte, con las dos guerras mundiales y la revolución soviética como principales motores de los traumáticos avatares de su biografía.

Veamos una partida jugada "a la ciega" estando herido en un hospital militar durante la primera guerra mundial.
Alekhine concuce las piezas blancas y tiene una ventaja clara por la agresiva disposición de sus piezas por la debilidad negra en e6, a la que siguiendo los métodos popularizados por Nimzowich, podría atacar de forma posicional, lo que su compatriota y rival llamó ataque "evolucionario", para distinguirlo del "revolucionario" que está a punto de emprender el cuarto campeón del mundo:
1. Cf7! (atacando a la dama negra y a su vez el peón de e6 con la propia. Ahora sí 1...Dc8 2. Dxe6, Rf8, para evitar el mate de la coz o del ahogado en la esquina, 3. C7g5 y parar el mate solo es posible entregando material decisivo).

1...Rxf7; 2. Dxe6+!! (hay que recordar que jugaba a la ciega...) 2...Rg6 ( si 2... Rxe6, sigue 3. Cg5 mate y si 2... Rf8, 3. Cg5 con mate imparable como en el comentario a la primera jugada... ¡pero con otro caballo!).

3.g4 y el negro se rindió.






¿Cuantas veces es de buen gusto ofrecer la dama en sacrificio? A veces nos quejamos de que un rival nos importuna con su reiterada oferta de tablas, pero ¿que pasa cuando nuestro rival no para de ofrecernos la dama sin avergonzarse lo más mínimo?

Esto es lo que pasa en otra partida de Alekhine a la ciega:

Aquí conduce las negras, y podemos apreciar claramente que la seguridad del rey adversario deja mucho que desear, de hecho sufre lo que podríamos llamar un "fiancheto interracial" por no citar el "complejo de peón" que padece su alfil de casillas blancas. Así, no es de extrañar lo que sigue:

1... Cd5 ( y la dama es intocable por el mate en c3)
2.Txe8+, Dxe8; 3.Ce4 (parece la única defensa...) 3...Dxe4 (se veía venir) 4. Ad2...

Las negras han ganado una pieza, pueden retirar la dama y ganar tranquilamente. Pero Alekhine siente que aún debía ofrecer su dama al adversario otra vez más...

4...De3!; 5.Te1

Ahora el blanco prueba a ver si el campeón "que no ve" ha olvidado que tiene indefensa su primera linea, pues si 5...Dxf2, 6. Te8 mate)

Pero el campeón sí ve:

5...Af5; 6.Txe3, dxe3; 7.Df1, exd2; 8. Ad1, Ccb4 y mate a la siguiente.

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