domingo, 8 de julio de 2012

Las Ventajas del Ajedrez


Miguel Ángel nos invita a escribir algo sobre las ventajas del ajedrez y le gustaría ver una entrada monográfica. Maria José ya escribió muy bien sobre ello. Ha estado acertadísima, y se ve que conoce muy bien el tema. Es un tema muy interesante aunque, cuando voy a jugar, no me digo nunca: "ea, voy a ejercitar un poco mis neuronas, será bueno para mi cerebro". Pues el ajedrez puede ser, muy bien, una actividad puramente espiritual, estética y artística, o simplemente, lúdica (o todo ello a la vez). De todas formas, respondiendo a los deseos de Miguel Ángel y de Maria José, y dado lo interesante del tema, he aquí un listado, aunque no exhaustivo, de las ventajas del ajedrez (añadido a lo ya escrito por Maria José).

En primer lugar, es un hecho obvio que cuando se juega al ajedrez, se ponen en juego procesos cognitivos tales como la memoria, la atención, la percepción, el pensamiento (toma de decisiones, cálculo, imaginación y visualización, reconocimiento de patrones, etc.) que son los mismos que utilizamos en el día a día. Por eso, decir, como algunos dicen, que el ajedrez no tiene ventajas, es un gran absurdo. Como no podía ser de otro modo, cuando se juega al ajedrez empleamos todos esos procesos cognitivos. También se ponen en juego procesos psicológicos más abstractos, como la fantasía o la creatividad. El psicólogo Howard Gardner se hizo famoso con su teoría de las inteligencias múltiples. Elaboró una lista de 8 de ellas, a las que posteriormente añadió una más, quedando 9 en total (las describiré muy resumidamente). Aclarar que todo el mundo tiene, al menos, varias inteligencias, -algunos, muy pocos, destacan en todas-, pero algunas personas destacan especialmente en alguna o varias de ellas; a eso nos referimos con esta teoría.

1. Inteligencia lingüística: dominio y amor por el lenguaje. Los poetas, escritores, filólogos, etc., destacarían en esta inteligencia, por ejemplo, Cervantes, Dostoyevski, etc.
2. Inteligencia lógica-matemática: destacarían aquí los matemáticos, filósofos, AJEDRECISTAS, etc. P. eje.: Einstein, Aristóteles, BOBBY FISCHER, etc.
3. Inteligencia espacial: habilidad para percibir el mundo espacial con precisión. Destacan en ello los arquitectos, pintores, escultores, cartógrafos, navegantes, AJEDRECISTAS, etc. P. eje.: Leonardo Da Vinci, Colón o GARRI KASPAROV.
4. Inteligencia musical: no se refiere sólo a los compositores y músicos, sino también a todas las personas que "tienen oído" para la música. Parece ser que esta inteligencia está relacionada con otras inteligencias como, p. ej. la espacial y la lingüística. PHILIDOR, el mejor jugador de ajedrez del siglo XVIII, era, además, un renombrado músico. Y en el siglo XX: SMYSLOV, PORTISCH o TAIMANOV. Parece ser que el ajedrez tiene más relación con la música que con las matemáticas. Los neurocientíficos que han estudiado el tema así lo afirman.
5. Inteligencia corporal-cinestésica: no nos interesa aquí.
6. Inteligencia intrapersonal: capacidad para comprender con precisión el propio mundo intrapsíquico y conocerse a sí mismo. Interesa a los ajedrecistas. Las personas hábiles en este sentido son aquellas que se sobreponen rápidamente a las derrotas.
7. Inteligencia inter-personal: lo mismo, pero se refiere a los otros, es decir, comprender con precisión el estado psicológico de otras personas, tener empatía, etc. También interesa a los ajedrecistas. LASKER era un maestro en esto aunque su empatía era, más bien, utilitaria (es decir, la utilizaba en beneficio propio, para ganar una partida y para elegir una jugada en función del estado psicológico del oponente, que era capaz de percibir con precisión), a diferencia de la empatía e inteligencia inter-personal que tienen los buenos psicólogos y docentes, etc.
8. Inteligencia naturalista: no nos interesa aquí, no tiene nada que ver con el ajedrez.
9. Inteligencia existencial o filosófica: captar y reflexionar sobre cuestiones fundamentales de la existencia. P. eje., el Dalai Lama. Tampoco interesa a los ajedrecistas por el mero hecho de jugar al ajedrez.

Cuando se juega al ajedrez, pues, estamos poniendo en juego, ante todo, las inteligencias lógica-matemática (abstraer y discernir las relaciones entre los principios fundamentales del ajedrez, ser capaz de vincular la acción de las piezas -sabiendo que se está haciendo- y abstraer relaciones de semejanza, lo cual fomenta la creatividad y el juicio crítico) y la inteligencia espacial (el ajedrez, en sí mismo, es un universo virtualmente infinito y abstracto que tiene lugar en un espacio tridimensional que se abstrae mediante la imaginación y la visualización; el ajedrez se juega en la mente privada de la persona, "entre bastidores", podríamos decirlo así). Además, el ajedrez mejora la memoria: calcular y analizar no deja de ser, ante todo, un ejercicio memorístico, pues cuando se calcula, uno ha de ir recordando dónde han ido quedando las piezas que se han ido "moviendo" mentalmente, así como no olvidar la posición inicial.

El ajedrez tiene muchas ventajas. Si nos centramos sólo en el aspecto competitivo, quizá nos acabe aburriendo pasados los años. Si no, tendremos un campo virtualmente infinito de aprendizaje, es decir, a jugar bien al ajedrez no se termina de aprender nunca. Siempre es posible aprender algo nuevo. En ese sentido, el ajedrez mata el aburrimiento y nos permite mantener un interés permanente, lo cual ayuda a alejar el fantasma de la depresión. Algún fanático del ajedrez lo ha recomendado como la terapia suprema: ¿está usted triste y deprimido? Juegue al ajedrez. ¿Las preocupaciones le acosan? Juegue al ajedrez. ¿Le duele la cabeza? Juegue al ajedrez. ¿Quiere hacer amigos? Vaya al club de ajedrez. ¿Se siente solo y desdichado? Nada, nada, al club de ajedrez se ha dicho. Son tantas las ventajas del ajedrez, de hecho todo son ventajas. Nos ayuda a ser más decididos, a ser más objetivos, a aprender a responsabilizarnos de nuestras propias decisiones (sin necesidad de culpar a otros o de buscar algún chivo expiatorio, la mala suerte o el "Dios lo ha querido"), ayuda a mantener activo nuestro cerebro (siempre que no caigamos en una rutina y juguemos cada partida con una intención de auto-superación -que nada tiene que ver con desear ser mejor que otros, pues no hay necesidad de compararse con nadie).

Ahora parece ser que algunos neurocientíficos han descubierto que el ajedrez puede ayudar a prevenir el Alzheimer. Además, el ajedrez nos aporta muchas ventajas psicosociales. Algunas personas enganchadas a las drogas o con problemas psiquiátricos han encontrado en el ajedrez una solución e incluso un sentido que la vida les negaba. He conocido algún caso así, que vió en el ajedrez una especie de tabla de salvación, felizmente por lo demás. Además, están las ventajas puramente estéticas, espirituales, del ajedrez. Contemplar una partida de Capablanca, por ejemplo, Karpov, Kasparov, etc., etc., inspira una sensación parecida a la que experimenta un aficionado a la música clásica cuando escucha a Mozart. Todo esto, y mucho más, nos aporta el ajedrez, pero este artículo se haría interminable y ya se me hace tarde.

9 comentarios:

  1. Mi amigo Carlos Barrero nos ha regalado esta maravillosa reflexión: "Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, sino justicia".
    "En un mundo injusto el que clama por la justicia es tomado por loco" (un poeta español). Gracias, Carlos, por compartirlo con todos.

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  2. El magnífico artículo de Enrique apunta con detalle los principales beneficios del ajedrez, a la vez que nos presenta elementos diversos de motivación para su práctica.

    Personalmente, algunas de las virtudes que destaco del ajedrez es el desarrollo que proporciona, especialmente a los más jóvenes, en la capacidad de concentración, en el proceso de toma de decisiones, y tambien en la templanza de conseguir jugar correctamente en una situación de tensión por la competición o el escaso tiempo disponible en el reloj.

    Aunque en este sentido retomo lo citado en recientes comentarios míos sobre la no conveniencia de exponer a los más pequeños a la presión de la competición a temprana edad y en general si aún no están preparados o motivados para ello.

    En lo referente a la teoría de H. Gardner sobre las inteligencias múltiples, que Enrique nos ha presentado con detalle y rigor, quiero llamar vuestra atención sobre el hecho de que hay diferencias entre las inteligencias que se desarrollan y son necesarias para la práctica como jugador de élite, donde además de la inteligencia lógico-matemática y la espacial, es importante la inteligencia intrapersonal, pues una correcta evaluación de los puntos fuertes y débiles de uno mismo a veces marca la diferencia en la alta competición. En cambio, para la actividad docente como monitor, la inteligencia lingüística toma relevancia, pues es clave en la transmisión de conocimientos con el alumno. Ello puede explicar que la capacidad de ser un gran jugador y la de ser un buen monitor no siempre concurren en una misma persona, aunque sí otras veces, y ejemplos hay.

    Tengo cierta bibliografía sobre los beneficios del ajedrez, su interelación con los procesos psicológicos y consideraciones relevantes a tener en cuenta en su enseñanza, como los libros "Educando desde el ajedrez" de Ferrán García, o "Las 64 casillas" de Pablo Álvarez, cuya lectura recomiendo. Pero para prepararos algo más detallado necesito algo de tiempo, quizás más espacio que el de estos comentarios, y hoy ya es un poco tarde.

    Así que ... continuará.

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  3. Para ser un buen docente, es también muy importante la inteligencia interpersonal. Y, si hablamos de la docencia en ajedrez, diría que son necesarias 4 cosas: ser un buen jugador, saber transmitir los propios conocimientos, tener inteligencia lingüística y tener inteligencia interpersonal.

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  4. Yo destacaría la inteligeencia emocional como pilar deterrminante en el desarrollo de las personas, y el desarrollo de sus capacidades para afrontar cualquier situación, sea de la vida o del ajedrez. La inteligencia emocional es una de las asignaturas pendientes de esta sociedad moderna. ¿Quién educa este tipo de inteligencia?

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  5. La "inteligencia emocional" es un constructo que podríamos decir que es sinónimo de "inteligencia intrapersonal", teniendo también mucha relación con la "inteligencia interpersonal". Efectivamente, es la gran asignatura pendiente. Me remito a mis anteriores entradas donde, implícitamente, hablo de ello. ¿Quién educa este tipo de inteligencia? Quizá todos podemos contribuir. Ante todo: padres y educadores.

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  6. Difícil pregunta la que plantean María José y Enrique: "¿Quién educa la inteligencia emocional?" En una primera instancia, podriamos acudir a la bibliografá especializada, y sabreis que hay una obra clásica en esta disciplina que es la de Daniel Goleman, que se hizo famoso con su libro "Emotional Intelligence" publicado creo que en los años 90.

    Pero prefiero no entrar en tanto tecnicismo y mejor llevar el debate a un terreno más llano para los que no somos especialistas. Empiezo por indicaros cómo "no se aprende" la inteligencia emocional, y eso es sencillamente cuando no escuchamos a los demás. Es así de sencillo, pero por los comportamientos que a veces se observan, parece que es difícil.

    Lo primero en las relaciones con los demás debe ser el respeto, y lo siguiente escuchar a los demás, como forma de intentar entenderlos. Y lo que yo entiendo, tecnicismos apartes, de la inteligencia emocional es que se trata de conocerse uno a si mismo y entender a los demás para poder sintonizar con ellos y desarrollar una relación interpersonal de utilidad.

    A riesgo de que me acuseis que siempre estoy de acuerdo con Enrique y María José, os diré que en efecto corresponde a padres y educadores en general desarrollar la inteligencia emocional, pero claro, lo primero es que demos ejemplo, pues ya sabeis que los chavales no aprenden de lo que les decimos, sino de lo que nos ven hacer. ¿Y estamos todos seguros que siempre escuchamos a los demás con cortesía, que intentamos ponernos en su lugar aunque tengamos diferentes opiniones, que planteamos los desacuerdos o conflictos con el máximo respeto, que cuando enseñamos o corregimos a los peques lo hacemos procurando no dañar su confianza en sí mismos, argumentándoles lo que han hecho bien (refuerzo positivo) o si acaso que`pueden hacerlo mejor en vez de decir que lo han hecho mal, que fomentamos el sentimiento de equipo entre ellos y no una rivalidad desaforada, etc.,etc....? Seguro que podemos hacerlo mejor.

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  7. Con gran esfuerzo, he encontrado un punto en el que quizás, digo solamente quizás, puedo no estar de acuerdo con Enrique, que eno de los comentarios anteriores habla de las cualidades necesarias para ser un buen docente, se entinde que de ajedrez, y cita entre ellas la de ser un buen jugador (en todo lo demás que dice estoy de acuerdo).

    Estando de acuerdo que para impartir clases de ajedrez a ajedrecistas de competición, y para realizar una labor de entrenador, es necesario ser un buen ajedrecista, y jugar competiciones con cierta regularidad, la situación la veo diferente si hablamos de clases de iniciación.

    Creo que para ser un buen monitor de iniciación hay cualidades, como las que ya habesis citado, que son fundamentales, pero no creo que sea necesario ser un buen jugador de ajedrez, ni siquiera que se tenga experienca alguna en competición. ¿Cómo lo veis? Personas con una capacidad pedagógica destacada pueden hacer de las clases de ajedrez algo muy divertido, pueden desarrollar en los alumnos las técnicas básicas del juego, el sentimiento de equipo entre compañeros, enseñar a jugar partidas o torneos internos. En algún momento puede tener que pasar los alumnos a un monitor con mayor nivel como jugador para unas clases de más nivel, pero para entonces puede que el milenario juego del ajedrez ya haya calado en la mente de esos peques y ya les esté aportando a su desarrollo peronal.

    El que escribe esto se ha divertido mucho este año dando clases a peques de 4 y 5 años .... y no se considera a si mismo un buen jugador de ajedrez, aunque afición no le falte.

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  8. Yo, que he estudiado Psicología (aunque a quien estudio realmente es a Krishnamurti), puedo decir que Miguel Ángel, que no es psicólogo sino doctor en Química, ha hecho una perfecta descripción de la inteligencia emocional. Lo primero que nos dice es muy acertado e inteligente: "qué no es la inteligencia emocional". Acertadísimo, pues a través de la negación de lo que no es inteligencia emocional, uno puede llegar a ella. No al revés. Y la escucha es fundamental. Y existe un arte de escuchar. En esa escucha se despierta la inteligencia emocional, sin necesidad de "aprenderla" o "cultivarla". Uno escucha, y esa inteligencia está ahí.

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  9. Enrique: gracias por tus comentarios. Podríamos tomar el famoso slogan de la serie Expediente X: "The truth is out there" ("la verdad está ahí fuera"), pues, tal como indicas, con algo de observación podemos ver comportamientos "con inteligencia emocional" o carentes de ella.

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