Aunque nuestras clases de
ajedrez en el IES Bitácora se centran mucho en la técnica y la práctica de este
deporte, en 3º de ESO nuestros alumnos y alumnas también están empezando a
estudiar un poquito de su historia. Y, como siempre, el estudio se
plantea a través de pequeños problemas, historias y miniaturas. Como
introducción, esta semana hemos planteado a nuestros alumnos el problema del
"Mate de la Princesa Ana", basado en un poema del polaco Ivan
Kochanowski escrito en el siglo XVI y en el que dos nobles se disputan la mano
de la princesa Ana de Dinamarca (y, claro, el trono) en una partida de ajedrez.
Aquí tenéis la posición, en la que las negras dan mate en 3. Su solución no es
difícil, pero nos abre de par en par las puertas del ajedrez medieval, porque
este problema no es más que una simplificación de otro mucho más antiguo, de
procedencía iraní, y que conocemos como "el problema de la doncella"
o "el mate de dil-aram", y cuya versión más antigua data de 1140, y
del que si queréis hablamos en otra ocasión.
Es un problema de
solución relativamente fácil, y que hunde sus raíces en los repertorios de
“Dobles” medievales. Muchos de vosotros seguramente veréis muy rápido la
solución, pero como ya he dicho el mérito del problema no está tanto en su
dificultad como en su carácter de testigo de la historia en un momento crucial.
Porque este, señoras y señores, es en realidad un problema de schâtranch (o ajedrez medieval) que ha
sido trasvasado (tal vez por el mismo Kochanowski) a las reglas del ajedrez
moderno. Y para quienes no veáis la solución, Kochanowski nos la da muy
claramente en los últimos versos de su poema Ajedrez.
En ellos, los
contendientes reanudan la partida tras una noche de descanso. La princesa Ana,
cuya mano se disputan, se ha colado en la sala de juegos durante la noche, y ve
la secuencia que permitirá a su amado Teodoro vencer un encuentro que parece
perdido. Así, dispone un ardid para que su favorito en la lid reciba la
información que precisa. Al amanecer Teodoro, que lleva negras, ha recibido el
mensaje de su amada Ana sin que nadie lo sepa, y no duda en vacilarle un
poquito a su rival, Boján. El poema termina así (traducido al castellano,
claro). El primero en hablar es Teodoro.
"-¡prosigamos la partida Boján!
No te
deleites prematuramente en el paraíso.
¡Te daré
mate dentro de tres jugadas!
No creas que
digo eso por ventura."
Muy atento
el Rey se sienta más cerca,
y la corte
espera cuál será el desenlace.
Se da la señal. La torre, de un movimiento
es situada
al lado del rey adversario.
"-¿Qué
haces, necio? Disponiéndote a la lucha
entregas tu
última torre?"
Pero el rey
no tiene otra alternativa
que luchar
con ella hasta el final.
Hay que
defenderse a la fuerza
por lo que
el rey toma la torre.
Mas el peón
avanza una casilla, y él retrocede
Y otro peón
apunta ya a su costado.
La victoria
es de las negras. Finalizada la
partida, los
presentes se quedan suspensos.
Y se ordena
que venga Ana, que se casará
con Teodoro,
por disposición del destino.
¿Por disposición del destino? Ay
ay ay. El primer torneo de ajedrez del que se tiene constancia y ya andamos
haciendo trampas... Si supiera el buen rey de Dinamarca a qué se dedica su hija
por las noches... Por otro lado, ninguna reina (ni mujer) que se precie va a
quedarse quieta y calladita mientras unos cuantos hombres se juegan su destino,
¿verdad? Pues no en vano la Dama es la más poderosa de las piezas del ajedrez.
(Artículo remitido por Julio A. Monge para su publicación en este blog)
No sólo es un problema histórico, sino que, además, la solución es bonita.
ResponderEliminarPreciosa historia que no por conocida deja de embelesarme cada vez que le recuerdo. Artículos como este enriquecen enormemente nuestro blog así que sí queremos más. Un abrazo Julio.
ResponderEliminarMiguel Ángel González.
Problema histórico. Solución bonita. Artículo enriquecedor... Y Julio Monge. Un docente que está haciendo mucho por sus alumnos, y consiguiendo muy buenos resultados, valiéndose del ajedrez para ello. ¡Enhorabuena a Julio y al claustro del Instituto Bitácora de Punta Umbría.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios tan amables... Así da gusto escribir. Leonardo, al final vas a conseguir que me ponga colorado.
ResponderEliminarAportación de Julio de gran valor tanto ajedrecístico como histórico y estético.
ResponderEliminarTodo un lujo.
El problema de hacer cosas de gran valor es que ... ¡queremos más!
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