No. No me he equivocado
en el título de la entrada… Es que el Torneo “Relámpago” celebrado el pasado
sábado no solo brilló como tal “relámpago” en los cielos de Huelva, si no que,
además, sonó y se hizo notar como un gran trueno.
Y sonó por muchos motivos:
Y sonó por muchos motivos:
Por el fabuloso local de
la sede de la A.VV. Santa Ana.
Por la magnífica
organización de mano de los árbitros.
Por la abundante
participación de jugadores federados de toda la provincia.
Por la labor de “cantera”
que torneos como este suponen… Pues había mucha juventud en algunos jugadores.
Porque sirve de
preparación para los próximos Campeonatos de Andalucía.
Porque el ambiente, la
camaradería, los contactos sociales…
eran insuperables.
Porque se vieron las
primeras camisetas con el logo del club.
Todo ello ayudado por el
“ambigú” que posibilitó una buena degustación de dulces típicos de la S.S.
Por la colaboración
desinteresada “de las chicas del ambigú”, que aportaron su trabajo y los
dulces.
Porque muchos padres de
jugadores se echaron “palante” y también ayudaron recogiendo, limpiando la
sala… para que todo quedara limpio como se encontraba antes del torneo.
Y… por todo eso que no se
ve, y que posibilita que un torneo sea algo más que eso; y un club sea algo más
que un grupo de personas.
… Y ¡claro! Por el éxito
deportivo, destacable no solo por la numerosa participación, ya mencionada,
sino porque Enrique Biedma volvió a demostrar que es, si no el mejor, si de los
mejores de Huelva… Y mira que se lo pusieron difícil Ángel Mariano (2º),
Mariela (3ª), el otro MF y recién Campeón Provincial: Pedro Eugenio, que quedó
4º;… y hasta un servidor.
¡Bueno! Un servidor se lo
puso algo menos difícil: Quedé el nº 18 con 5 puntos, frente a los 7 de Biedma.
Pero al menos, en la 2ª ronda “tuve el valor” de sentarme en la primera mesa a
jugar, con negras, frente al amigo Enrique… Y no me hizo “el pastor” pero casi.
Se comió todas mis ovejas.
Os dejo la partida que
disputé contra Enrique que, por supuesto, es con su colaboración pues me la ha
mandado por correo… recordando lo que jugamos… a ciegas. Y yo que ni siquiera
recordaba si había jugado con blancas o con negras.
Jugué con negras. Y
espero que la partida sirva para que los chavales emergentes, y los no
chavales, aprendan algo de ella. Los comentarios en negrita son también de
Enrique:
Amigo Leonardo, he
recordado la partida a ciegas. Te la envío. Un abrazo.
1. e4, c5. 2. Cf3, d6. 3.
d4, cxd4. 4. Cxd4, Cf6. 5. Cc3, a6 (la
variante Najdorf). 6. Ag5, e6. 7. f4 (el
ataque Keres, popularizada por Keres, Geller y Spassky en el Torneo de
Candidatos de 1956), Ae7. 8. Df3, Cbd7? (hay que jugar Dc7, como se conoce desde los años 50).
Este último comentario
también me lo hizo Enrique tras terminar la partida y mientras la analizábamos.
Y, además, mencionó una partida disputada entre dos Grandes Maestros que, por
supuesto, ahora no recuerdo quiénes eran.
El caso es que mi jugada
8…, Cbd7 dio pié a Enrique para considerar que yo ya llevaba mucho tiempo
sentado frente a él y que la partida debía llegar, precipitadamente, de la apertura,
al final.
Sin querer entrar en
polémicas con el GM local Enrique pues, además, el Fritz también le da la razón
en que 8…, Dc7 es mejor que 8…, Cbd7; también quiero “defenderme un poco”
añadiendo que la valoración que da el Fritz para 8…, Dc7 es +- 0´40; mientras
que para 8…, Cbd7 es de +- 0´30. No es
tanta la diferencia ¡hombre!
La partida siguió así: 9.
Ac4, Dc7? (lo correcto es Cb6)
¡Sorpresa! Tu jugada,
Enrique, Ac4 es la nº 19 que propone el Fritz e iguala la partida (0´00),
siendo la mejor jugada que propone el Fritz el enroque largo ó Ae2. Y mi
respuesta (9..., Dc7) tampoco es tan disparatada.
¡Vale! ¡Vale! Enrique. No
me lo digas. Voy a tener que cambiar de entrenador. Voy a tener que cambiar de
Fritz.
Pero ¡claro! El conocedor de la teoría eres tú… y yo jugaba por intuición. Así que decidiste retomar el mejor camino y acabar pronto con mis escasas esperanzas de… durar un poco más:
Pero ¡claro! El conocedor de la teoría eres tú… y yo jugaba por intuición. Así que decidiste retomar el mejor camino y acabar pronto con mis escasas esperanzas de… durar un poco más:
10. Axe6!, fxe6. 11.
Cxe6,… Y, pensé... "¿dónde coloco ahora mi Dama atacada?". Y encontré una casilla
satisfactoria: 11…, Dc4 aunque, para
entonces, la valoración de mi "entrena" el Fritz es ya de +- 0´9 para las blancas.
Llegado este momento, Enrique debió cecidir que era
hora de la merienda… y, en vez de pasarse por el “ambigú”, se merendó antes mis
peones y descolocó mis piezas y al propio monarca: 12. Cxg7+, Rf7 13. Cf5 (con
un ataque irrechazable), Cc5? (de
todas formas, ya todo pierde)
¡Vaya! Mi Fritz y Enrique
se reconcilian, se ponen de acuerdo, y el jugador de blancas provoca un final
caótico para las negras. A estas alturas de la partida, yo ya no tenía ni idea
de qué hacer… Y 13…, Cc5, efectivamente, da ya ventaja de calidad para las
blancas.
14. Cxe7, Rxe7 (Mejor era 14…, Ccxe4) 15. e5, dxe5 16.
fxe5, Tf8 17. exf6+, Re8? (Mi amigo me perdonó 17. Cd5+,… llevando
más piezas al ataque… pero tampoco hacía ya falta para ganar) (dejar el Rey en el centro acelera
la derrota, aunque la partida ya está perdida).
18. O-O-O (amenazando 18. f7+ y Td8++), Ae6 19.
The1, Td8? (el error final). 20.
f7+. Y rindo (1-0) ante 20…, Txf7 y 21. Txd8 ++
…
Gracias, Enrique por tu
colaboración. Y espero, como decía, que sea un instructiva partida para los más
jóvenes. Salud: Leonardo Fierro.
Que un jugador reproduzca la partida a ciegas y además la comparta con todos nosotros, dice mucho de ese jugador.
ResponderEliminarGracias Enrique.
No tuve más remedio. Leonardo me pidió que le reprodujese la partida y, la verdad, no me apetecía nada colocar las piezas en el tablero. Así que me dije: "lo hago sin tablero y que Leonardo se apañe".
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