viernes, 14 de marzo de 2014

EL MISTERIOSO AJEDRECISTA (2ª Parte)


Esta vez yo jugaba con negras, aunque, francamente, ya me daba lo mismo. Se llegó a esta posición: Blancas: d2, Re1, Th1, Ch2. Negras: Td6, Cd7, Rh3, y peones en d5, e6, f6, g6 y h4.
 
Mi posición volvía a ser aplastante, aunque ahora me daba igual y no me seducía: la conmoción anterior se dejaba sentir y el sentimiento de derrota irremediable impedía que pudiese concentrarme. Además, hasta que no me comiese su único peón, no me quedaría tranquilo. En ese momento, mi adversario se enrocó 1.0-0,…, amenazando mate. Respondí con presteza 1... Ce5. Mi adversario movió su único peón: 2. d4.
Una gota de sudor frío recorrió mi cuerpo. Había que ir presto a la tercera fila, para cuando el caballo fuera eliminado, pues hasta ese momento era el que defendía el mate. Mi jugada fue: 2... Tb6. 3. dxe5, Tb3. 4. exf6,… y abandoné.
El peón que capturó el caballo en e5, captura otra vez en f6 y corona, porque las negras no pueden parar a la vez el peón y el mate en f3. El rey negro no puede moverse. Nada puede hacer.
En la sala donde se jugaba se hizo un silencio absoluto, reverencial. Todos callaban. En cuanto a mí, mejor ni hablar. Aun así, pude, con gran esfuerzo, musitar cuatro palabras: "¿Cómo se llama usted?". Adivinen la respuesta: Philidor, aquel que dijo que el peón es el alma del ajedrez.
La fuente original de esta historia se puede encontrar en el libro escrito por Karpov y Guik, pero ya descatalogado, titulado: "Mosaico ajedrecístico".

5 comentarios:

  1. El mérito de esta entrada debe agradecerse al amigo Enrique Biedma.
    (Jairo: Espero sea nuevamente de tu gusto)

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  2. El texto lo he escrito yo, pero nuestro amigo Leonardo lo ha "retocado", algunas frases no son mías. Menos mal que no se trata de un discurso metafísico, porque si no, protestaría. Dado que no es metafísico, no diré nada (¡anda, si ya lo he dicho!).

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  3. Ja ja ja, Enrique. Ahora habrá quién se estará preguntando qué es mío, “qué he retocado”, y qué no… Lo gracioso será que, como tú y yo sabemos, no llegará a acertar…Y nosotros no se lo vamos a decir.

    Que disfrutéis con la entrada.

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  4. No vamos a decir nada, Leonardo, con lo cual va a ser que el texto será un ejercicio de metafísica, las vueltas que da la vida........

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  5. Bueno. Algunas cosas no cambian nunca: No consigo ganarte al ajedrez.

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