lunes, 18 de agosto de 2014

Muerte sobre el tablero

El título de esta entrada puede sonar a una novela de Agatha Christie (no es el caso) o un intento de sacar del letargo estival a los lectores (y editores) de este blog, ... puede que sí.
Pero se trata sobretodo de una sorprendente y algo preocupante noticia que aparece recogida en la prensa deportiva de ayer domingo, y de la que incluyo un extracto:
Dos ajedrecistas de élite fallecieron en la última ronda de las olimpiadas de ajedrez que se han disputado en Tromso (Laponia, Noruega). Kurt Meier, de 67 años y del equipo de Seychelles, falleció literalmente sobre el tablero, presuntamente por un infarto, tras cometer un craso error en una posición ganadora. Esa misma noche, encontraron muerto al uzbeko Alisher, de 46 años.
¿Se trata de una mera coincidencia dentro de lo "casual" sin sobrepasar los límites de lo estadísticamente posible ... o de la punta del iceberg de los riesgos y la presión de la alta competición ajedrecística?
Incluyo algunos datos informativos adicionales, y si hay quorum quizás un debate, en "Comentarios".

8 comentarios:

  1. Antes de profundizar en la parte más funesta y titular de la noticia, cito, para los que no lo conozcan, que la selección de China ganó, con 19 puntos, esta olimpiada ajedrecística en la categoría masculina, con un empate en el segundo puesto entre Hungría, India, Rusia y Azerbaiján (todas con 17 puntos), con la selección Española empatada en el 6º-10º puesto, con 16 puntos. En categoría femenina, la victoria fue para Rusia (20 puntos), seguida de China y Ucrania (18), mientras que España empató en puesto 10º-13º con 15 puntos.

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  2. En la destacada actuación del combinado español, pueden destacarse algunas partidas como la victoria de Paco Vallejo, con negras y jugando la Defensa Ortodoxa, frente a Vladimir Kramnik, en la octava ronda.

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  3. De los resultados deportivos, más información en:
    https://chess24.com/en/olympiad2014/live

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  4. En lo referente a las citadas muertes, en alguna de las notas de prensa que he leído al respecto se hacen consideraciones sobre el supuesto y poco aireado uso de sustancias estupefacientes en la alta competición y los debates sobre los controles antidopaje en el ajedrez, tema que se trata en el reciente libro "Ajedrez y Ciencia" (cuya lectura recomiendo encarecidamente por otros muchos aspectos que se tratan de gran interés sobre el ajedrez) de Leontxo García.

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  5. Y el tema central de debate sería el de la presión a la que los propios ajedrecistas se someten en la alta competición, o la que les someten quienes les rodean: su equipo, patrocinadores (donde los haya), políticos, familiares y entrenadores.
    Algún avispado podría decirnos, a mí y a otros muchos aficionados ..."¡no os preocupéis!, al nivel (de intensidad ... y de calidad) al que juegas, te aseguro que no hay riesgo!

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  6. Pero, aunque no hablemos de riesgos de tanta gravedad, deberíamos reflexionar sobre si más de una vez estamos metiendo una presión innecesaria (y de dudosa pedagogía) a los chavales cuando se escuchan comentarios del tipo ... "¿por qué no jugaste .... que con esa ganabas?, .... o comentarios más fuertes que yo he llegado a escuchar en directo de boca de padres y monitores. ... Para reflexionar.

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  7. Hola Miguel Ángel, amigo lector y amigos editores: Sí que estamos lúgubres en las últimas entradas al blog: “Superarse o morir”; “Muerte sobre el tablero”… ¿La próxima entrada será: “Muerte del ajedrez”? Espero que no… Pero la verdad es que no corren buenos tiempos para el ajedrez… al menos en nuestra ciudad: No dejamos de encontrar trabas para desarrollar nuestra afición por todas partes: Ayuntamiento, sedes de Asociaciones vecinales, colegios… A veces nosotros mismos, los propios ajedrecistas, somos la mayor traba, el mayor obstáculo…

    Por otro lado, hemos pasado de hablar de las “bonanzas” del ajedrez, por ejemplo para prevenir el Alzheimer; a hablar de los “peligros “ del ajedrez, de alta competición, ante las exigencias, internas y externas, a que son sometidos los ajedrecistas…

    Y volvemos a retomar el tema de lo muy cuidadosos que debemos ser los Monitores de ajedrez ante las exigencias a nuestros alumnos.

    Y el tema no es baladí. Los que llevamos años como Monitores, y hemos vivido, y visto, muchas experiencias, sabemos lo fácil que es traspasar la línea que divide lo racional de lo irracional… estando la emoción de por medio… y teniendo en cuenta que, normalmente, estamos tratando con niños y niñas que están formándose como personas, y que nuestra principal misión debería ser ayudarles a formarse como tal.

    Los que, además, nos movemos en el campo de la educación, sabemos lo difícil que es acertar, como guías, en la “indicación del mejor camino” para cada uno de nuestros alumnos.

    Por eso, y como he leído hace poco en otro artículo de este blog, también en este tema de “las exigencias al alumnado”, “LA PRUDENCIA”, suele ayudar a acertar con la clave de la solución del problema: “¿Hasta dónde exigir a nuestros alumnos?”… o, lo que puede parecer lo mismo pero sin llegar a serlo: “¿De qué forma exigirlo?

    La metas propuestas, y las formas de intentar alcanzarlas… Dos aspectos que siempre deben ser lo más racionales posibles: Metas reales, y métodos adecuados según las edades, características e intereses de cada pequeño ajedrecista.

    Saludos.

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  8. No, no es baladí el tema y coincido con lo dicho por Leonardo plenamente. En algunas conversaciones que he mantenido recientemente sobre este tema he dicho lo que voy a decir ahora aquí: que creo que uno de los obstáculos que impone la dinámica propia de este deporte para su difusión entre los jóvenes es la filosofía del "todo o nada" que se desprende del resultado. La victoria y la derrota son absolutas, e independientemente de la calidad del juego desplegado, el resultado es el resultado. Creo que nada ilustra mejor este punto que la imagen de un chaval que sale llorando de un campeonato tras haber perdido una partida bien jugada. El sentimiento de furstración ante la derrota es intenso, y nuestros niños/as y adolescentes aún no han aprendido a relativizar ni a manejar adecuadamente esos sentimientos. Cierto es que el ajedrez puede ayudar en ese aprendizaje emocional, pero para ello es preciso que los más veteranos agarremos el toro por los cuernos y tomemos conciencia de que tenemos que ocuparnos de este tema, tanto cuando enseñamos a practicar este deporte como cuando organizamos competiciones en las que participan niños y adolescentes.

    Cuando afronto la enseñanza del ajedrez en mis clases me planteo siempre como objetivo poner en primer lugar la dimensión lúdica del ajedrez, e insisto mucho a mis alumnos y alumnas que el ajedrez es un juego y que, por tanto, no tiene sentido si no se divierten al practicarlo. Y estoy convencido de que esa diversión surge no solo de los lances propios del juego, sino de la interacción con nuestro rival. Nuestros jóvenes practicantes de este deporte necesitan, sobre todo, sentir esa dimensión "dialógica" del ajedrez por encima de la dimensión competitiva, y para lograrlo es fundamental la labor del monitor o del maestro, del árbitro y de la organización de los torneos y competiciones.

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